Javier Recas (Madrid, 1961) es Doctor y Catedrático de filosofía, ámbito en el que ha desarrollado una larga trayectoria docente e investigadora: colaborador honorífico del Departamento de Filosofía IV (Teoría del Conocimiento e Historia del Pensamiento) de la Facultad de Filosofía de la Universdidad Complutense de Madrid, Profesor-tutor de Filosofía moderna y contemporánea en la UNED, director del IES José Hierro de Getafe. Ha impartido cursos, seminarios y conferencias, así como publicado diversos artículos y obras entre las que destacan: Hacia una hermenéutica crítica (2006); Relámpagos de lucidez (2014); Una aguda y grácil miniatura. Notas sobre el aforismo (2020); El arte de la levedad. Filosofía del aforismo (2021).
- ¿Cuál es la perspectiva que adopta la hermenéutica respecto a la tradición?
La tradición ha sido uno de los ejes de la hermenéutica, tanto en la antigua concepción de la misma como en la renovación contemporánea por H.G. Gadamer. La idea marco es bien sencilla: no es posible la hermenéutica sin asumir que la tradición opera en ella en todo momento. Y ello, porque toda comprensión se halla históricamente condicionada por dicha tradición. Gadamer aplica a la hermenéutica una perspectiva ontológica, es decir, descriptiva, no valora como deberían ser las cosas, tan sólo describe como comprendemos de hecho. ¿Y, como comprendemos? Mediante una fusión de los horizontes del pasado y del presente que forja una nueva forma de interpretación. La tradición está presente en todo momento en este proceso.
Desde esta perspectiva, el concepto de tradición, (como el de prejuicio y el de autoridad), no es un concepto intrínsecamente peyorativo, sino previamente a otras consideraciones un elemento constitutivo del conocimiento humano.
- En la actualidad asistimos a una impugnación de nuestra propia tradición por parte de ciertos grupos sociales. ¿Es posible concebir una sociedad que niega sus propias raíces culturales?
Siguiendo con la reflexión de la primera cuestión, la tradición es insoslayable y no verlo es una miopía histórica y también epistemológica. Desde la Ilustración la tradición ha ido devaluándose como opuesta al progreso. Pero esto es un error.
El problema surge cuando se confunde la tradición como sustrato cultural con la defensa a ultranza de todo valor del pasado por el hecho de serlo. El trabajo hermenéutico consiste en combinar la tradición con la reflexión crítica de la misma. Negar el valor de la primera conduce al desarraigo y la incomprensión de la historia, y negar la necesidad de la segunda nos llevaría a defender la inexistencia del progreso histórico. De esta cuestión fue plenamente consciente Gadamer y sus continuadores.
- ¿Qué actitud debe adoptar un hermeneuta respecto a aquellas obras del pasado que no coinciden con los parámetros sociales y morales de la actualidad?
En mi opinión, la hermenéutica nos enseña que toda interpretación de una obra debe siempre tener en cuenta el contexto en el que fue creada. Ni es posible trasladarnos al pasado olvidando el presente, ni juzgar desde la actualidad olvidando el contexto en el que surgió. Nuestros parámetros morales y estéticos no pueden ser la vara de medir de otros parámetros, a menos que renunciemos a la comprensión de estos. Cuestión distinta surge cuando hay una colisión de valores que demanda una elección en la que están en juego derechos de personas aquí y ahora.
- ¿De qué manera se puede entablar una relación fructífera entre las culturas y las épocas que no caiga ni en el relativismo absoluto ni en el diálogo de sordos?
El auténtico diálogo es la única vía. Y este consiste en la utilización de una racionalidad comunicativa que justifique toda pretensión de validez. Obviamente, esto va más allá del relativismo y del absolutismo porque implica el reconocimiento del otro y su perspectiva como potencialmente valiosa. Este diálogo implica siempre un reconocimiento ético a la vez que racional del otro.